Innovación educativa no es solo más tecnología

Con mayor frecuencia leo artículos y trabajos de investigación que mencionan cómo, en los últimos años, se ha reducido la innovación educativa a la adquisición de dispositivos y software educativo, así como a la formación básica en su uso; como si la educación no pudiera evolucionar sin ir de la mano de la tecnología digital. Para agravar el problema, la pandemia nos obligó a depender de la tecnología para poder dar continuidad al servicio educativo; y luego, la masificación de los sistemas de inteligencia artificial generativa, hace que no podamos imaginar un mundo sin esta tecnología en las aulas; lo que condiciona aún más la percepción de cuán importante es la tecnología para la innovación.

Bueno, no necesito mencionarlo, soy un defensor del uso de la tecnología digital en educación: por supuesto que sí. Creo que la tecnología tiene un enorme potencial para impulsar los logros de aprendizaje; lo he visto; pero también sé que no es una tarea sencilla lograrlo, porque la tecnología per sé, en educación, solo permite hacer más que lo mismo que se logra sin ella; claro, más bonito, más atractivo y más rápido.

Analicemos lo que menciona el Dr. Rubén Puentedura, en sus múltiples investigaciones publicadas en revistas de la Universidad de Harvard y en su blog, Hippasus; sobre la integración de la tecnología digital a la práctica docente. Él propone que dicha integración podemos analizarla y clasificarla en 4 estadíos o niveles:

Ahora, no es el objetivo de este artículo explicar el modelo SAMR del Dr. Puentedura (si desean saber más, recomiendo revisar su blog en: hippasus.com); pero lo usaremos para dar un ejemplo que clarifique la idea central de estas breves líneas. Usaremos, para tal fin, una aplicación conocida por todos: Documentos de Google (el que algunos llaman: “el Word de Google”).

Veamos, Documentos de Google no es más que un procesador de textos, en la nube, como muchos otros del mercado. Aunque su principal virtud, e inconveniente, es que funciona online casi de forma exclusiva, si queremos explotar todo su potencial.


Propongo 4 usos diferentes para esta aplicación:

  1. SUSTITUIR: Podemos usar un Documento de Google para reemplazar a una hoja de papel; así, en lugar de escribir a mano, tendremos todo en versión digital (no se moja, quema, rompe o pierde).

  2. AUMENTAR: También podemos usar un Documento para crear un texto que queremos que revisen otras personas, sin tener que enviarlo por correo (como hacíamos hace unos años). Con solo compartir un link de acceso, podemos lograr que varias personas tengan acceso a la misma información; e incluso, con diferente nivel de participación (puede editar, puede comentar o solo puede ver).

  3. MODIFICAR: Imagina que necesitas que tus estudiantes realicen un trabajo creativo colaborativo, como idear un cuento o una historia. Los Documentos de Google permiten que todos trabajen de forma remota; coevalúen la calidad o el desempeño; sepan quien hizo qué; se conecten de forma sincrónica o asincrónica; compartan los avances sin enviar múltiples corres, ya que el documento siempre contiene la última versión; regresen a versiones anteriores, si la última versión del documento no cumple con la expectativas deseadas; dejen comentarios asignando responsables, etc. Es decir, las capacidades de la herramienta permiten modificar de forma significativa la experiencia de aprendizaje.

  4. REDEFINIR: Por último, podemos usar los Documentos de Google para promover la creatividad, la colaboración, la empatía o el pensamiento crítico; si creamos una actividad que no solo será colaborativa, en la que puede intervenir el maestro dando retroalimentación escrita, por voz o vídeo. Incluso, se puede enviar una plantilla con instrucciones, listas desplegables, gráficas o tablas interactivas, responsables por secciones dentro del documento, a través de Google Classroom, que añade aún más funciones, como el poder hacer revisiones periódicas, y brindar retroalimentación formativa, dando y quitando a los estudiantes la posibilidad de editar el documento. Podemos hacer que cada estudiante tenga una copia, o hayan copias por equipos de trabajo. Incluso podemos recurrir a Google Gemini, dentro de Documentos, para que los estudiantes cocreen algún producto digital.

¿Me comprendes? Innovar, con tecnología, no se trata de emplear múltiples aplicaciones, se trata de tener claro lo que se quiere lograr, del trasfondo pedagógico.

En los 4 usos propuestos la aplicación tecnológica empleada es la misma, Documentos de Google; es decir, el aprovechamiento de la tecnología digital para lograr transformar la experiencia de aprendizaje no depende de la tecnología empleada: depende del diseño, del plan, de los objetivos propuestos, de los estándares de referencia.

Entonces, ¿qué es lo primero que debe desarrollar un docente, para lograr una correcta integración de la tecnología digital a su práctica educativa? La respuesta resulta evidente; y este es un espacio que cubre la tecnopedagogía.

¿Qué es lo que quiero transmitir con este ejemplo? Bueno, incluso si identificamos a la tecnología digital como un elemento inherente a la innovación en estos tiempo, no podemos pensar que solo con tecnología digital se lograrán cambios. Por ejemplo, un colegio puede adquirir iPads, laptops o chromebooks para todos sus estudiantes; pagar por contar con una excelente velocidad a Internet; pero, si los docentes no realizan un cambio a nivel metodológico, verán a los dispositivos como un estorbo, como una distracción, y no los usarán o los sub utilizarán. No basta con saber las funciones del dispositivo, o qué tan bien lo usan en Finlandia (una broma). Y esto pasa porque muchas compras de tecnología no parten de necesidades educativas; tienen otra motivación poco o nada relacionada con los procesos pedagógicos. Lo mismo aplica para el software (aplicaciones o plataformas).


¿Qué podemos hacer para que funcione? Pues lo primero es no pensar en tecnología digital. Si deseamos que los estudiantes usen Documentos de Google para colaborar y desarrollar habilidades relacionadas al trabajo en equipo, porque sabemos que los hará más competentes; primero debemos tener claro que es lo que esperamos del trabajo en equipo, cuáles son esas habilidades deseables; desarrollar un modelo o marco de referencia al respecto que sirva de guía para los miembros de la comunidad educativa; formar a los maestros en aprendizaje cooperativo; probarlo e implementarlo en el mundo físico; para luego trasladar esos aprendizajes al mundo digital, donde se aplicará lo aprendido, se desarrollarán nuevas habilidades, facilitadas por la tecnología, y seguro se llegará mucho más lejos que antes, gracias al uso de estas herramientas. Pero, no podemos sostener las habilidades cooperativas en un “suelo de barro”; se necesita una base sólida para que la tecnología nos permita llegar más lejos.

Hace unas semanas, luego de escuchar un episodio del podcast “Aprendemos Juntos 2023” de la Fundación BBVA; pude extraer una idea que me gustó mucho, relacionada al uso de la inteligencia artificial en educación: “La inteligencia artificial debería ayudarnos a llegar más lejos, no simplemente a hacer lo mismo con menos esfuerzo”. El mensaje aplica al mundo pre IA también; y de forma muy particular a la educación. Innovar no requiere de tecnología digital, pero la tecnología digital puede ayudarnos a llegar mucho más lejos, si las bases son sólidas.

Qué tengan un buen día, maestros, y ¡a seguir innovando!

¡Hasta pronto!

Alberto Grados Mitteenn

CEO de EdTech Latam | Podcast educativo: “Después de Clase Podcast” | Magister en Tecnología Educativa | Temas: innovación educativa, integración tecnopedagógica, transformación digital.

https://bio.site/albertogradosm
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