Episodio 51: ¿Qué habilidades para la vida debe desarrollar un estudiante? (parte 2)


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¡Hola!, bienvenidos a Después de Clase-

Yo soy Alberto Grados, su anfitrión habitual en este espacio dedicado a la actualidad educativa, la innovación tecnopedagógica, y a la transformación digital.

En este episodio continuaremos hablando sobre las 12 habilidades, que forman parte del Marco de Habilidades Transferibles de UNICEF, que son aquellas habilidades que necesitamos las personas para adaptarnos a los diversos contextos de la vida, que incluyen habilidades sociales, culturales y emocionales.

Además, su desarrollo permite que niños y adolescentes sigan aprendiendo a lo largo de la vida y se conviertan en ciudadanos activos con capacidad de llevar adelante sus propios proyectos de vida.

En el episodio 49 de este podcast, que recomiendo mucho escuchar, abordamos las primeras 6 habilidades: Creatividad, pensamiento crítico y resolución de problemas, que forman parte de la dimensión cognitiva; luego, cooperación, negociación y toma de decisiones, que forman parte de la dimensión instrumental.

Hoy abordaremos 3 habilidades que forman parte de la dimensión individual, y 3 habilidades que forman parte de la dimensión social. Así completaremos las 12 habilidades, agrupadas en 4 dimensiones, que propone UNICEF en su marco de habilidades transferibles.

Ahora, ¿por qué es importante poner este tema “sobre la mesa”? Bueno, los educadores, y los líderes educativos, debemos estar siempre atentos a las nuevas necesidades formativas de los estudiantes; el mundo cambia, evoluciona; pasan situaciones que nos ponen a prueba, como la pandemia del coronavirus; entonces la educación no puede mantenerse al margen de los cambios.

Como muchas veces hemos visto o leído, el entorno, la realidad y las necesidades de un estudiante a inicio de los 90’s; por ejemplo, como es mi caso, sin acceso a Internet ni computadoras; no son los mismos que los de un estudiante, hoy; y estos cambios no solo han ocurrido en relación a la vida de los estudiantes; el mundo laboral cambió muchísimo, también, y lo sigue haciendo. Por ejemplo, hoy enfrentamos en gran reto de convivir con la inteligencia artificial, que tanto revuelo está causando debido al software de inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, Google Bard, Microsoft Copilot; también convivimos con el machine learning, el big data; solo por hablar de tecnología digital, porque también podríamos mencionar algunas condiciones sociales, políticas, económicas, culturales; que constituyen un nuevo escenario, muy diferente, y quizás inimaginable hace solo algunos pocos años.

Esto implica que la formación educativa no solo debe nutrir a los estudiantes de información de calidad, o de competencias asociadas al empleo de dichos conocimientos; sino también debe prepararlos para vivir en un mundo cambiante.

Ese el el fin del Marco de Habilidades Transferibles de UNICEF. El desarrollo de habilidades transferibles puede y debe ocurrir a lo largo de toda la vida, a través de diferentes modalidades y en una variedad de contextos; es decir, la preocupación por dichas habilidades no debe estar únicamente en manos de las escuelas; debería preocuparnos en todos los estadíos de nuestro sistema educativo; así como también de los proyectos educativos nacionales.

Ahora, en particular, que nuestros niños cuenten con estas habilidades, puede facilitar su transición de la niñez a la adolescencia y adultez, y de la escuela al mundo del trabajo; además, de su adecuación a cada nueva etapa de la vida, en sus diversos matices.

Muy bien, ahora sí, empecemos hablando de las habilidades de la dimensión individual.


DIMENSIÓN INDIVIDUAL:

¡Como mencionamos en el episodio, esta dimensión responde a uno de los 4 pilares de la educación: aprender a ser.

La dimensión individual, agrupa 3 habilidades: el manejo de sí mismo, la resiliencia y la comunicación.



7º HABILIDAD: EL MANEJO DE SÍ MISMO

Se define como la habilidad para reconocer y controlar emociones, sentimientos e impulsos. Incluye diversas habilidades interrelacionadas, con aplicabilidad en ámbitos familiares, escolares, laborales y sociales.

En el nuevo escenario educativo mundial, postpandemia, es evidente que “el manejo de sí mismo” se ha convertido en una preocupación importante en los diversos niveles educativos.

Desde el retorno a la presencialidad, he escuchado a muchos maestros decir: “mis alumnos están descontrolados”; y es que preparar a los estudiantes para que se manejen a sí mismos, no necesariamente era un prioridad, y menos un problema tan palpable como lo es hoy.

Ahora, más allá de los factores que han desencadenado esta problemática, tenemos la oportunidad de tomar conciencia de lo importante que es no hacernos a un lado como institución educativa, esperando que la natural interacción con sus pares, cumpla la labor de regular a los estudiantes en el manejo de sus emociones, por ejemplo.

Asumir la responsabilidad de comprometernos a brindar una real formación integral de los alumnos, implica considerar “el manejo de sí mismo” también como una habilidad importante para su desarrollo.

El manejo de sí mismo es un proceso cognitivo que regula las emociones intensas. La impulsividad, el comportamiento arriesgado y el carácter volátil, son conductas que pueden abordarse mediante el desarrollo de esta habilidad.

El manejo de sí mismo fomenta la autoeficacia y la conciencia propia, lo que contribuye a mejorar las relaciones y la calidad de vida en general.

Queremos estudiantes estudiantes responsables, autodirigidos, que regulen su comportamiento, etc.; pues toca remangarse la camisa, planificar de manera colegiada y sumar en favor del desarrollo de esta habilidad.


8º HABILIDAD: LA RESILIENCIA

“El Perú es un país resiliente”, solemos escuchar con frecuencia; o “el pueblo peruano, es un pueblo resiliente”. Pero, ¿qué es la resiliencia?

La resiliencia es la capacidad de navegar con éxito entre circunstancias cambiantes y adversas, permitiendo a las personas anteponerse a las distintas dificultades que surgen en la vida diaria y recobrar el equilibrio emocional.

El concepto de resiliencia se concibe como la forma de abordar problemas difíciles de una manera activa, consciente y constructiva. Esto quiere decir, contar con herramientas para sobreponerse a los problemas.

En Latinoamérica, en general, estamos acostumbrados a enfrentar problemas complejos, como la pobreza, la desnutrición, la desigualdad económica, los desastres naturales, entre muchos otros. La historia nos dicen que nuestros pueblos se vuelven fuertes frente a la adversidad, y que siempre se sobreponen, a pesar de las dificultades. Entonces, ¿cuál es el problema, si llevamos la resiliencia en el ADN?

Bueno, la filósofa española Mobserrat Nebrera, en 2021 acuñó un término que resulta tan evidente como preocupante: “generación de cristal”. El término generación de cristal fue acuñado como una metáfora para describir la fragilidad emocional de los adolescentes y jóvenes de hoy en día. Una generación que ha sido protegida en exceso por sus familiares y, en consecuencia, son personas con muy poca tolerancia a la crítica y a la frustración ante las metas no alcanzadas.

Aquí hago un paréntesis para recomendar el episodio “Generación de Cristal” del podcast español “Plaza al día”. Una muy buena referencia para comprender mejor el concepto; y qué mejor que a través de un podcast, ¿no?

Bueno, tenemos un problema generacional que enfrentar, del que depende mucho nuestro futuro como sociedad, al enfrentar problemas complejos; y está en nuestras manos darle solución; si incorporamos el desarrollo de la resiliencia en nuestros proyectos educativos.


9º HABILIDAD: LA COMUNICACIÓN

La comunicación se define como la capacidad para compartir significados a través del intercambio de información y comprensión común, lo cual es clave para todas las demás habilidades. Las habilidades comunicativas son fundamentales para la realización de distintos aspectos clave del desarrollo humano, como el aprendizaje, la inclusión social y el bienestar.

La comunicación la ejercemos y desarrollamos a lo largo de la vida, y la primera infancia es una etapa crítica para su desarrollo y estímulo.

La evidencia científica muestra que un adecuado entorno y las interacciones afectivas tempranas son esenciales para desarrollar la comunicación en sus distintas formas y lenguajes.

Las habilidades de comunicación son primordiales para la sociedad del conocimiento y se pueden promover a través de metodologías activas de enseñanza y aprendizaje; aquellas que privilegian la participación activa en contextos de libertad de expresión y respeto por la diversidad.

El miedo natural de los docentes al desorden, motivo por el que muchas veces evitan proponer actividades educativas de cooperación, se puede superar con un buen diseño y estrategias didácticas adecuadas.

Se trata de formarse para lograr los objetivos.


DIMENSIÓN SOCIAL:

Esta dimensión, también responde a uno de los 4 pilares de la educación: aprender a vivir juntos.

La dimensión social, agrupa 3 habilidades transferibles: el respeto a la diversidad, la empatía y la participación.

Veamos de qué se trata cada una de ellas.


10º HABILIDAD: EL RESPETO A LA DIVERSIDAD

Un tema muy polémico, en épocas de polarización de opiniones; pero capaz de garantizar una convivencia respetuosa y pacífica. A partir del entendimiento de que, en virtud de su condición humana las personas participamos en un mundo común, esta habilidad se puede definir como la capacidad de reconocer la singularidad y las diferencias de cada individuo.

El respeto a la diversidad está relacionada con la capacidad de escuchar activamente, y supone apertura frente a otras perspectivas y disposición para percibir a los demás como sujetos dignos de respeto. Esto se relaciona estrechamente con el principio de igualdad, e implica usar el pensamiento crítico para identificar las causas subyacentes de la inequidad y encontrar formas constructivas de abordarla.

Las diferencias individuales a partir de la etnia, género, orientación sexual, nivel socioeconómico, edad, capacidad física, creencias religiosas y políticas o de otra índole, hacen necesario que esta habilidad vaya más allá de la tolerancia y comprensión, pues supone reconocer y promover activamente el valor igualitario de todas las personas.

No lo olvidemos: todos somos iguales, con los mismos derechos y obligaciones, ante la sociedad.

¿Le estamos enseñando el respeto a la diversidad a nuestros hijos? ¿forma parte de nuestra propuesta educativa? Para la reflexión.


11º HABILIDAD: LA EMPATÍA

Escuchamos sobre la empatía, en educación, muchas veces. Que debe estar presente en el diseño instruccional, que debemos lograr que la desarrollen los estudiantes, que debemos incorporarla en proyectos sociales, etc. Pero, ¿qué es la empatía?

La empatía, según UNICEF, se define como la capacidad de comprender los sentimientos de los demás sin juzgarlos y ser capaz de experimentarlos por sí mismo.

Al fomentar la colaboración, la solidaridad y los comportamientos responsables hacia las personas y el medioambiente, la empatía constituye un activo importante en la promoción del desarrollo sostenible.

Las estrategias didácticas como el aprendizaje-servicio, el design thinking, el aprendizaje basado en retos, el design for change, entre otras; están orientadas a resolver problemas o retos reales de otras personas; lo que permite ser consciente de la importancia de ser empáticos.

El equipo de la empresa estadounidense IDEO, quienes desarrollaron el design thinking hasta donde lo conocemos hoy, definen a la empatía como: “…nuestra habilidad para ver el mundo a través de los ojos de otras personas, para ver lo que ven, sentir lo que sienten y experimentar las cosas como ellos lo hacen”. Algo más romántico pero a la vez más comprometido con lo que representa ser empáticos.

Lo positivo es que la empatía e desarrolla de manera temprana y rápida, y se puede convertir en un rasgo de personalidad que continúa hasta la edad adulta.


12º HABILIDAD: LA PARTICIPACIÓN

La participación se define como la acción de tomar parte e influir en procesos, decisiones y actividades. Es un acto tanto de empoderamiento individual como comunitario, porque las personas que participan ejercen sus derechos, al tiempo que contribuyen al bienestar colectivo.

La participación ha sido ampliamente reconocida en instrumentos internacionales y es principio rector de la Convención sobre los Derechos del Niño, en la que se estipula que cuando se toman decisiones que afectan a los niños y adolescentes, estos tienen derecho a ser escuchados, expresarse libremente, compartir y recibir información, y participar como ciudadanos y gestores de cambio.

La participación activa posibilita que las opiniones e ideas sean valoradas.

Más importante aún, los estudiantes que participan en la toma de decisiones en sus colegios, exhiben una mayor autoestima y mejor capacidad de interacción social, por lo que contribuyen en mayor medida a lograr un ambiente escolar saludable donde el aprendizaje se concibe como una responsabilidad compartida.


Bien, este es un tema que da para largo, apasionante, que seguro tiene algunos detractores; pero que “pone sobre la mesa” la importancia de cambiar, de adaptar los proyectos educativos a la realidad. Todo evoluciona, ¿por qué la educación, no?

Marcos de referencia como este, ayudan a mirar el futuro desde una perspectiva diferente, con ideas claras; a planificar desde la información, no desde los pareceres o prejuicios.

Necesitamos una educación que le de herramientas a nuestros niños y adolescentes para vivir en una sociedad donde lo único constante será el cambio.

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¡Nos vemos en la quincena de agosto!

¡Disfuten sus vacaciones!

¡Chau!

Alberto Grados Mitteenn

CEO de EdTech Latam | Podcast educativo: “Después de Clase Podcast” | Magister en Tecnología Educativa | Temas: innovación educativa, integración tecnopedagógica, transformación digital.

https://bio.site/albertogradosm
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