Episodio 41: Cuatro claves para brindar retroalimentación efectiva a los estudiantes
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Hola, ¡bienvenidos a Después de Clase!. Yo soy Alberto Grados, su anfitrión habitual en este espacio dedicado a la actualidad e innovación educativas, y a la transformación digital de instituciones educativas.
En el episodio pasado de este podcast, conversamos con Domingo Chica Pardo, acerca de evaluación y tecnología digital. Domingo puso mucho énfasis en la evaluación formativa, y es justo debido a ello que decidí compartir con ustedes más información relacionada a este tema.
Entre las fuentes a las que recurrí para este breve espacio de reflexión, se encuentran los libros de John Hattie, “Visible learning”; y “Design for how people learn” de Julie Dirksen; dos textos que recomiendo mucho, cuando hablamos de retroalimentación.
Uno de los problemas habituales con la retroalimentación está en que se confunde con evaluar, dar un consejo o calificar. Si bien es cierto estas acciones están relacionadas con la idea de valorar, ninguna de ellas provee a los estudiantes de la información descriptiva que necesitan para lograr sus objetivos. Entonces, ¿qué es la retroalimentación? Bueno, el término retroalimentación se suele usar para describir a toda clase de comentarios que se hacen luego de una actividad de aprendizaje; sin embargo, diremos por ahora que la retroalimentación, en realidad, es la información acerca del esfuerzo que hacemos para alcanzar un objetivo.
Por ejemplo, si juego al fútbol, uno de lo objetivos centrales es dar buenos pases; o si enseño a un grupo de estudiantes, un objetivo es mantener su atención y nivel de compromiso con las actividades. Solo observando los resultados, puedo obtener una valiosa retroalimentación; al dar un pase jugando al fútbol u observar a mis estudiantes; y esta retroalimentación es totalmente involuntaria, no planificada. Ahora, si escribo un artículo, y una persona me dice que le gustaron los primeros párrafos, pero luego perdió el interés; o mi entrenador de running me dice que cada vez que aligero el paso, pierdo concentración; en estos 2 casos, las opiniones de terceros pueden parecer retroalimentación; pero no lo son: un consejo o una opinión, no son retroalimentación.
Ahora, no es mi ánimo confundir a nadie, lo que quiero explicar es que no porque sea involuntario, como el caso de los pases en el fútbol o el tratar de mantener la atención de los estudiantes, no se está recibiendo retroalimentación, o porque intervenga un tercero dando un consejo u opinión, com el caso del artículo o del running, se recibe retroalientación. Y sobre este hecho me quiero centrar: ¿qué características debe tener la información recibida para considerarse retroalimentación? Decirle, o escribirle a un estudiante: ¡Buen trabajo, Pedro! ¡Sigue adelante! o ¡Tienes una B, debes esforzarte más! ¿es suficiente?, ¿es eso retroalimentación?
Para conocer un poco más al respecto, nos centraremos hoy en 4 claves para brindar retroalimentación efectiva a nuestros estudiantes, o 4 características de la retroalimentación efectiva. ¡Vamos a ello!
1º CLAVE: LA RETROALIMENTACIÓN DEBE ESTAR CENTRADA EN OBJETIVOS
La retroalimentación efectiva requiere de que se cuente con objetivos; que las personas realicen acciones para alcanzar dichos objetivos; y que reciban información acerca de la efectividad o calidad de sus acciones, relacionada con sus objetivos.
Si los objetivos no están claros, para docentes o estudiantes, la retroalimentación no será útil, porque no tendrá una orientación.
Por eso es muy importante que los estudiantes sepan siempre qué es lo que se espera de ellos en cada actividad de aprendizaje; así no solo recibirán retroalimentación formal de parte del maestro, sino también aquella que no se planifica, aquella que se obtiene de conocer los resultados esperados y compararlos con los obtenidos. En buen cristiano, aquella que nos deja la autoevaluación de nuestro desempeño.
Evidentemente, a esta retroalimentación se le sumará aquella planificada por el maestro, brindada por éste o por los compañeros, en alguna actividad grupal.
2º CLAVE: LA RETROALIMENTACIÓN DEBE SER OPORTUNA
Suelele confundirse “oportuna”con “inmediata”, y esto en realidad depende de la tarea a realizarse; sin embargo, el real problema radica en que se suele hacer tarde; y uno de los factores es la sobrecarga de trabajo de los maestros.
Lo he vivido en carne propia: para dar retroalimentación oportuna, he incurrido en un sobreesfuerzo, en llevar trabajo excesivo a casa. Ahora, para superar este problema puede haber 2 salidas:
La primera, recurrir a las palabras de Hattie o Marzano, que nos dicen qu décadas de investigación en educación sostienen la idea de que enseñando menos y dando más retroalimentación, se pueden producir mejores aprendizajes. Dar más feedback mejora la comprensión conceptual y las habilidades para resolver problemas. En resumen, menos enseñanza más feedback oportuno, igual a mejores resultados
La segunda alternativa, para no caer en el sobreesfuerzo, es comprender que la retroalimentación no debe provenir solo del docente, incluso podría no incluir a ninguna persona. La tecnología digital, gracias a la inteligencia artificial en algunas plataformas, puede darnos más que una mano con el feedback. Otras estrategias son las revisiones entre pares, o entre grupos pequeños; aunque esto último implica un proceso de formación para que la retroalimentación logre su cometido.
3º CLAVE: LA RETROALIMENTACIÓN DEBE SER ORIENTADA A LA ACCIÓN
Esto implica que el recibirla debe provocar un cambio. Para ello es importante que la retroalimentación sea concretas, específica y útil, sobre todo.
Las opiniones sobre el desempeño, como ¡Tienes una B, debes esforzarte más!; no ayudan a saber qué hacer para seguir mejorando; no orientan, no detonan una acción concreta. ¿Qué debo hacer para mejorar la próxima vez? Si no está claro, cómo mejorar, el estudiante no solo no sabrá qué hacer sino que muy probablemente se desconectará de la materia, o tratará de copiar el trabajo de otros cuya calificación es superior. Es importante ser lo suficientemente descriptivos para que los alumnos sepan qué pasos seguir; o incluso sepan si requieren de algún tipo de apoyo especial.
4º CLAVE: LA RETROALIMENTACIÓN DEBE SER PERMANENTE
Mientras más retroalimentación recibamos, mejor será el producto final. Este es un ejemplo que podemos tomar de los videojuegos.
Mi pequeño de 3 años y yo, jugamos algunas veces Cut the Rope, este juego que se trata de cortar unas cuerdas y generar un sistema que permita que un pequeño monstruo, el famoso Om Nom, se coma un caramelo.
Este juego, está basado en la teoría de la retroalimentación oportuna y permanente, gracias a la cual un niño podría jugarlo por un largo rato, sin aburrirse, porque siempre logra seguir avanzando; puede empezar todas las veces que quiere, desde el punto en el que se quedó, gracias al aprendizaje obtenido a través de la retroalimentación.
Como se suele decir en el fútbol de mejores: “el problema no es cometer errores al dar malos pases, todos fallamos, y es parte del proceso; el problema es no aprender de los errores”.
En resumen, algunas de las características de la retroalimentación efectiva son: centrada en objetivos, oportuna, orientada a la acción y permanente.
Hay muchas características más, y las abordaremos en este podcast, definitivamente; pero elegí estas 4 como las más fáciles de comprender, que ayuden a la reflexión y nos permitan hacer cambios en el corto plazo-
Bueno, espero que la información de este episodio les haya resultado útil.
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¡Hasta el próximo episodio!
¡Chau!