Cómo integrar el ABP en mi práctica educativa (o a nivel institucional)
Mi experiencia y los lineamientos básicos para integrar el aprendizaje basado en proyectos a una propuesta educativa de forma progresiva y exitosa.
En artículos pasados, así como en varios episodios del podcast (Después de Clase Podcast) hemos tocado el tema de la necesidad de preocuparnos por aprender sobre nuevas estrategias didácticas para lograr que nuestros estudiantes se interesen por aprender y desarrollen competencias mientras aprenden haciendo.
En este breve artículo les comentaré sobre el Aprendizaje Basado en Proyectos, más conocido como ABP; que es una estrategia didáctica, pedagogía emergente o metodología, harto conocida; pero normalmente mal aplicada, lo que hace que su ejecución resulte complicada para muchos docentes. Y es que, parafraseando al Dr. Raúl Santiago sobre lo que suele decirse del aprendizaje invertido, existen casi tantas versiones de ABP como docentes aplicándolo. A este hecho hay que sumar el número inacabable de gurús del ABP que pasean sus conocimientos por las instituciones educativas sin haberlo aplicado jamás en el aula. Y con esto no quiero decir que estoy en contra de impartir formación únicamente desde el conocimiento, estoy en contra en que se haga desde el desconocimiento de lo que ocurre en el aula. En fin, el tema seguro da para discutir mucho y mi ánimo en este artículo no es polemizar sino sumar.
A ver, para ordenar la información y experiencias sobre ABP que quiero transmitirles, abordaremos este tema en el siguiente orden:
Mis inicios en el ABP
Qué pasos seguir para llevar el ABP al aula
Recomendaciones para implementar el ABP
Espero que mi experiencia aplicando esta metodología, lo bueno y lo malo, pueda servir de guía a los docentes que les anime integrar el ABP a su práctica educativa en 2023.
MIS INICIOS EN EL ABP:
Conocí el ABP hace poco menos de 10 años, tiempo en el que andaba curioso por mejorar mi desempeño en el aula. Sentía que mis alumnas, de aquel entonces, eran muy aplicadas, estudiosas, pero no aprendían lo suficientemente convencidas de la importancia de lo que estaban aprendiendo, sino más bien lo hacían por la tradición de un colegio exigente. En esa búsqueda, llegué primero al aprendizaje invertido, del que soy un fanático absoluto, el cual cambió significativamente las dinámicas de trabajo en el aula. La nueva forma de trabajo sorprendió muchísimo a mis alumnas: no solo se trata de una nueva forma de enseñar, sino también de una nueva forma de aprender. Fue genial, en verdad. Recuerdo con muchísimo cariño aquella experiencia en ese colegio de niñas de Lima.
Bueno, a pesar de ello, no todo fue color de rosa, tuve observaciones de otros maestros, de algunas autoridades del colegio, de los padres de familia y de algunas estudiantes; muchos preferían que no se rompiera el status quo: “¿Para qué cambiar lo que funciona?”. Y es que yo sentía que mis alumnas aprendían más por obligación que por interés. Quería lograr un cambio: y creo que lo logré. Después del primer año, todos los involucrados estaban convencidos de que las chicas habían mejorado su nivel de aprendizaje de matemática, además de sentir un mayor interés por aprender la materia.
Hubieron muchas correcciones en el camino, pero logré integrar la primera estrategia didáctica en mi práctica educativa: el aprendizaje invertido. En aquel momento contaba con un blog y un canal de YouTube, llamados “Mate al Día”, en los que documentaba mis experiencias además de subir recursos para mis alumnas, que incluso fueron recomendados por la prestigiosa página Educación 3.0. Luego me contactaron desde la muy reconocida página The Flipped Classroom, de España, y me invitaron a escribir artículos sobre aprendizaje invertido e innovación educativa; más adelante llegó una premiación de parte de The Flipped Learning Global Initiative, organización dirigida por Aaron Sams y Jonathan Bergmann, los creadores del aprendizaje invertido, nada menos. Es decir, todo indicaba que estaba haciendo las cosas bien.
Sin embargo, terminado el primer año de haber aplicado y perfeccionado el aprendizaje invertido, tuve la oportunidad de leer el libro “Flipped 3.0 Project Based Learning” de Daniel Jones, que más que un texto teórico, es un manual sobre la experiencia del autor integrando el aprendizaje invertido con el aprendizaje basado en proyectos. Debo decir que el texto me pareció fantástico, una bocanada de aire fresco. Después de eso, las ideas empezaron a fluir: “debo aprender más sobre ABP”, me decía. Hasta allí solo había hecho algunos pocos cursos cortos en línea al respecto: era hora de saber más.
Haciendo la investigación respectiva, llegué a 2 referencias que han sido mi guía desde entonces: The Buck Institute de los EE.UU. y el maestro Juan José Vergara de España.
The Buck Institute es una organización estadounidense dedicada a la investigación, una de sus ramas es la educación. Ellos dan soporte a otra organización llamada PBL Works (o “el aprendizaje basado es proyectos funciona”). Gracias a ellos, pude leer los primeros libros formales sobre ABP: “Project Based Teaching” y “Setting the Standard for Project Based Learning”, ambos textos muy útiles y prácticos, que guiaron mis primeros pasos en el ABP.
Con Juan José Vergara la cosa fue distinta porque él presenta en sus libros una propuesta propia; lo interesante es que fundamenta muy bien lo que propone, además de tener mucha experiencia en la enseñanza a través de proyectos. Casi sin temor a equivocarme puedo afirmar que es el autor más prolífico sobre ABP en español. He leído todos sus libros sobre el tema, pero al inicio me sirvieron mucho 2 de ellos: “Aprendo porque quiero: el ABP paso a paso” y “Narrar el aprendizaje: la fuerza del relato en el ABP”; el segundo un complemento y ampliación del primero, en el que interviene además el storytellying.
Es evidente que luego seguí leyendo más y aprendiendo más a través de cursos formales, además de sumar la experiencia de haber aplicado el ABP con mis estudiantes que definitivamente ha sido lo más enriquecedor porque te enseña sobre qué es lo que funciona y qué no: cada estudiante, cada aula y cada comunidad educativa son una realidad distinta.
QUÉ PASOS SEGUIR PARA LLEVAR EL ABP AL AULA:
Aquí me toca escribir lo más controversial o polémico, porque iré en contra de algunas premisas que subyacen en el inconsciente colectivo de muchos maestros y líderes educativos, en relación al ABP como: “No se puede hacer ABP si los proyectos no son integrados, si no involucran a varias materias” o “No se puede hacer ABP si los productos no son elaborados por un equipo de estudiantes”, y así. Antes de polemizar al respecto, es importante recordar que aplicar el ABP implica cambiar la forma de enseñar de los maestros y de aprender de los estudiantes; es decir, es un proceso. No podemos pretender que un maestro que ha enseñado 10 o 15 años parado al frente explicando, o que un estudiante que ha aprendido sentado en silencio tomando apuntes, cambien de forma exitosa esas dinámicas solo porque alguien les dice: “Tenemos que hacer al menos 2 proyectos integrados al año”, porque sí.
Bueno, como todo proceso, integrar el ABP a un proyecto educativo, implica, además de tener una propuesta clara de cómo serán los proyectos (saber sobre ABP), dar pasos; como en cualquier proceso de implementación: hacer pilotos, evaluar, medir, corregir, mejorar, volver a aplicar. Y esto es mejor hacerlo con los maestros más predispuestos al cambio, al inicio. A ellos no solo se les debe formar sino también acompañar para asegurarse de que la metodología sea aplicada correctamente y todo funcione. Deben contar con un coach que les de la confianza y seguridad necesarias para mejorar de forma progresiva y aplicar sin miedo.
Ahora, el otro punto a tener en cuenta son los estudiantes: ¿cómo hacer para que aprendan a través de proyectos? Esta es una tarea dura, pero no imposible. Aquí quizás les voy a dar el mayor secreto para lograrlo; pero comprenderlo implica tener mente abierta. Si imponemos los proyectos de buenas a primeras, los resultados no serán diferentes a los que se vienen obteniendo: maestros que no saben qué hacer, quejándose que así los alumnos aprenden menos y que los alumnos menos estudiosos se aprovechan de los demás; “proyectos” en los que los alumnos saben de antemano el producto final, lo “googlean”, buscan un tutorial y lo replican, o lo mandan a hacer; “proyectos integrados” en los que cada maestro solicita un producto final diferente, con lo que lo único “integrado” es contar con un tema común; y así.
¿Quieres cambiar el proceso y los resultados? Pues contáctame al… jajaja. Bueno, puedes hacer lo siguiente:
Paso 1: Diseña proyectos de una sola materia y que el producto sea individual (uno por estudiante)
Paso 2: Diseña proyectos de una sola materia y que el producto sea elaborados por parejas de estudiantes
Paso 3: Diseña proyectos de una sola materia y que el producto sea elaborado por equipos de 4 estudiantes
Hasta aquí, habrán logrado que los maestros aprendan a enseñar a través de proyectos y que los estudiantes aprendan a aprender por este medio. Siguiendo estos 3 pasos, los maestros no tendrán la necesidad de preocuparse por coordinar con alguien, el progreso de las competencias que deben registrar será solo de las relacionadas a su materia; así se sienten más seguros y se apropian de la dinámica de enseñanza por proyectos; es decir, aprenden a enseñar mediante proyectos. Los alumnos, a su vez, aprenden su rol en los proyectos; pueden recibir feedback de sus compañeros en el proceso, pero cada uno es responsable de lo suyo. Cuando eso se logre, estarán listos para iniciar el primer paso del trabajo en equipo: trabajar en parejas. Y así.
¿Y los proyectos integrados? Veamos los pasos siguientes:
Paso 4: Diseña proyectos de 2 materias y que el producto sea elaborado por parejas
Paso 5: Diseña proyectos de 2 o 3 materias y que el producto sea elaborado por equipos de 4 estudiantes
Paso 6: Diseña proyectos integrados y que el producto sea elaborado por equipos
Con estos 3 nuevos pasos los maestros aprenderán poco a poco a coordinar, a diseñar actividades e instrumentos de evaluación integrales en equipo, a romper los horarios de clase y trabajar en parejas en el aula, etc. Por su parte, los estudiantes serán conscientes de que en un proyecto desarrollan múltiples habilidades, se empieza a comprender que el aprendizaje no se subdivide en materias en realidad, que todo lo que aprenden es útil para resolver problemas en general.
¿En qué tiempo se pueden lograr estos 6 pasos? Bueno, eso es relativo, dependerá de cuántos proyectos se realicen al año, desde qué grado desean integrar el ABP como metodología y, sobre todo, de que su uso implique la implementación de un proyecto a nivel de gestión; solo así, los líderes educativos serán conscientes del progreso de la implementación (hitos y metas) y de los beneficios del ABP, se podrá verificar el cumplimiento de objetivos, se dará un seguimiento informado que permitirá hacer las mejoras cuando sea necesario.
RECOMENDACIONES PARA IMPLEMENTAR EL ABP:
Si estás empezando en el mundo del ABP o sientes que puedes mejorar su aplicación, te comparto 5 consejos:
Aprende bien sobre ABP antes de aplicarlo; así como un médico no puede operar a corazón abierto después de leer únicamente un artículo al respecto, tampoco debemos aplicar ABP con poca formación: ¡las consecuencias pueden ser terribles! (“El ABP no sirve, es solo perder el tiempo”, “con el ABP los alumnos aprenden menos, por eso no lo uso”, “conmigo no cuenten para proyectos, son un fracaso, siempre”, y así)
Recuerda que no es ABP si los estudiantes saben cuál es el producto final del proyecto antes de iniciar; ellos deben decidir cuál será su solución: ¡No mates la creatividad!
Recuerda que los productos de un proyecto pueden ser distintos, los alumnos pueden idear soluciones basadas en lo que aprenden y en sus intereses; el requisito principal del producto final es que sea evidencia de aprendizaje: ¡No todos los estudiantes tienen que hacer lo mismo!
Integrar el ABP a la práctica educativa es un proceso: ¡Atrévete a seguir todos los pasos!
Escucha el episodio 9 del podcast sobre ABP; a pesar de estar dedicado a la enseñanza remota, lo expuesto aún se mantiene vigente: aquí
Espero que la información de este breve artículo resulte útil y te anime a aprender más sobre el ABP, una metodología retadora, pero muy completa y ambiciosa. En próximos artículos hablaremos sobre esta y otras estrategias didácticas; así que no te olvides de suscribirte a este blog y compartir este artículo con tus colegas.
Si deseas implementar el ABP u otras metodologías activas a tu escuela o universidad, escríbeme a alberto@despuesdeclase.org, que estaré gustoso ofrecerles una solución a medida; o visita la página web de EdTech Latam (www.edtechlatam.org); contamos con un equipo de facilitadores especialistas en metodologías activas, todos docentes en actividad.
¡Hasta la próxima!
¡Chau!