Cómo promover la autonomía a través del microtracking o microseguimiento
“Ser productivo es ocupar tu tiempo, llenar la agenda de cosas y hacerlo todo. Ser eficiente es encontrar más tiempo libre que permita otras cosas a parte del trabajo. Tiempo para el ocio, tiempo para la familia y los amigos…”.
Jason Fried
Tenemos una tendencia natural a sentirnos tranquilos y relajados, al enfrentar una tarea o proyecto, cuando marcamos actividades como completadas. Tachar, marcar, “hacer check”, validar que hemos completado algo o hemos dado un paso más, nos alegra, disminuye la tensión y nos anima a seguir.
Como menciona el psicólogo David Cohen, hay tres razones clave por las que todos deberíamos usar listas de tareas pendientes o incluso ir más alla y emplear un bullet journal (si no sabes qué es, te dejo un enlace a un blog en el que lo explican bastante bien, aquí):
Reducen la ansiedad.
Nos proporcionan una estructura rígida.
Son una prueba de que hemos logrado nuestros objetivos del día.
Ahora, lo cierto es que muchas veces nos comprometemos en más tareas de las que podemos realizar en un determinado tiempo; lo que implica que registrar los pendientes o ponerse metas es positivo pero debemos manejarlo con prudencia para no causar el efecto contrario.
¿Qué tiene que ver todo esto con educación? Pues, la verdad es que mucho, y más aún en circunstancias en las que los maestros están preocupados por innovar, están explorando las metodologías activas, aprendiendo y aplicando nuevas estrategias, usando tecnología digital con sus estudiantes, promoviendo la agencia estudiantil, en fin, diseñando para que sus estudiantes sean los reales protagonistas en su proceso su proceso de aprendizaje; es decir, sean más autónomos.
Me ha tocado hacer muchos talleres sobre HyperDocs, choice boards, menú de aprendizajes, multimedia text sets, entre otras estrategias o herramientas orientadas a promover la autonomía de los estudiantes o darles la posibilidad de asumir las riendas en su proceso de aprendizaje y elegir; y debo decir que casi siempre los maestros terminan la experiencia muy contentos y animados con lo aprendido, imaginando todo lo que lograrán con sus estudiantes.
Pero, hay algo que siempre les digo, y repito en este artículo: implementar un cambio que no solo afecta el proceso de enseñanza, sino también el de aprendizaje, implica ser pacientes, porque los estudiantes también se verán afectados. Si a un alumno que aprendió siempre mirando a la pizarra, tomando apuntes de lo que dice o escribe el maestro, haciendo preguntas en momentos específicos dedicados a ello, y resolviendo -o más bien copiando la resolución de- ejercicios al final; de repente le das el control de su proceso de aprendizaje, y tiene que elegir y tomar decisiones, cuando nunca lo ha hecho, puede significar lo opuesto a lo planificado. Como todo cambio, se requiere tiempo.
Una buena estrategia para lograr la tan anhelada autonomía es el microseguimiento o microtracking, que consiste en tomar nota de los compromisos asumidos diariamente, siendo consciente de aquello que es posible o no concluir.
Implementarlo, también es un proceso, pero los beneficios pueden ser enormes, no solo por lo que el estudiante puede lograr en el corto plazo, sino por lo que significa desarrollar un hábito de esta naturaleza en el largo plazo.
El proceso podría pasar por:
Explicar a los estudiantes que se les enseñará a tomar apuntes sobre sus tareas diarias o semanales.
Crear un espacio en la nube para colocar las libretas (diarios de tareas) donde los estudiantes registrarán sus compromisos y progreso.
Entregarles una plantilla que contenga espacios para: asignaturas (materias, áreas curriculares), tareas (checklistde actividades por realizar) y notas (espacio libre para anotar todo aquello que sea útil para la realización de sus tareas).
Entre las ventajas que tiene este sistema, podemos mencionar:
Le brinda a los estudiantes la oportunidad de elegir su propio camino, como parte del microseguimiento.
Estas rutas de aprendizaje, en las que los estudiantes eligen qué es prioritario permiten llevar la responsabilidad y la autonomía a niveles elevados.
Los maestros tienen acceso a los diarios de los estudiantes y están allí para apoyar este proceso de elección al plantear preguntas bien pensadas para ayudar al estudiante a determinar si su camino está funcionando para él.
A este registro de actividades o tareas, se le puede sumar luego, íconos sobre prioridades, tiempo estimado, tipo de tarea, lugar dónde se realizará, si es individual o en equipo, etc.; hasta generar un sistema de gestión completo que permita que los estudiantes sean autónomos y, sobre todo, adoptar un sistema de gestión de tareas eficiente para el futuro. Un sistema en el que puedan marcar sus tareas como completadas y animarse a seguir trabajando.
¿Qué tecnología digital es idónea para elaborar los diarios de tareas? Hay muchas alternativas y dependen directamente de la suite de herramientas digitales que esté usando la escuela actualmente. La integración de herramientas facilita el trabajo de quien registra y de quien acompaña el proceso. Google Docs, Google Keep, Google Slides, Google Sites, Microsoft Word Online, Microsoft Power Point Online, Microsoft OneNote, Microsoft Sway, Notion, Evernote, son algunas de las aplicaciones sobre las que podría montarse una plantilla e iniciar el proceso.
¿Es esta la única forma de hacer microseguimiento o microtracking? Evidentemente no, pero esta propuesta está pensada no solo en lo que el docente puede controlar sino también en lo que el alumno aprende durante el proceso y, sobre todo, en las habilidades que esto implica para la vida.
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